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domingo, 17 de noviembre de 2013

LA IMPORTANCIA DE PONER LÍMITES A NUESTROS HIJOS (CENTRO APRENDER)


Ser padres no es una tarea sencilla y muchas veces dudamos sobre la forma en que debemos criarlos. Estamos viviendo una época de mucha libertad y eso no está mal, sin embargo, a veces a los adultos nos cuesta poner límites y eso se ve reflejado en el mal comportamiento de los niños tanto en el hogar como en la escuela.

Es fundamental saber que poner límites a los hijos es un acto de amor y nada tiene que ver con ser autoritario. Los límites les brindan seguridad y tranquilidad a los niños y aunque parezca mentira, aumentan la autoestima y contribuyen a un sano desarrollo emocional.

Claro que poner límites no significa acudir a la violencia. Nada de eso, sólo implica que la vida diaria se desarrollará en un marco de orden beneficioso para todos los integrantes de la familia.

Naturalmente, todos los niños son revoltosos, desobedientes y caprichosos, y lo hacen porque necesitan conocer los límites para ubicarse en el mundo y para sentirse seguros de que alguien los está cuidando. Cuando el límite  está ausente, los chicos asumen ellos mismos posiciones de autoridad que no les corresponde a su edad y se convierten en niños violentos o irrespetuosos.

Lo importante es estar seguros del límite que aplicamos. No hay que mentirles a los niños y siempre cumplir con lo que les decimos. Así como debemos siempre cumplir si les prometemos llevarlos de paseo o jugar con ellos, también debemos aplicar las sanciones. Si le dijimos al niño: “si no haces esto, no ves la televisión en todo el día”, debemos efectivamente apagar la tv, de esa manera, los chicos aprenden a respetar los límites, aunque los cuestionen o se enojen.

Otro tema fundamental es que no haya contradicciones entre los padres. A los niños les hace muy mal que los padres se desautoricen entre ellos y cuestionen lo que uno de los dos le dijo al niño. Así que es importante consensuar con nuestra pareja sobre los objetivos y la forma de crianza de nuestros hijos.

Hay que tener en cuenta que los límites son parte del amor de nuestros hijos, no hay que dudar de que les hacen bien y también debemos enseñar a respetar a sus padres y a los adultos, para inculcarles conductas no violentas.

También es importante que los límites que pongamos no sean producto de nuestro estado de ánimo, sino de los objetivos racionales que tengamos con respecto a la crianza de los niños.
Poner límites no implica que le quitemos al niño la posibilidad de elegir. Por ejemplo, si el tema en cuestión es que no quiere bañarse, la negociación que podemos hacer es: vas a bañarte aunque no quieras, pero si lo deseas puedes elegir hacerlo con la ducha o con la bañera llena y puedes escoger dos juguetes para jugar en el agua. De esta manera, ponemos el límite claro de que tiene que bañarse pero a la vez les brindamos la posibilidad de elegir algo.



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